JUERG SPOERRI

el mundo es sonido  ...

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y empezó conmigo - como con casi todo el mundo - con la grabadora  y  no es realmente el entusiasmo por la madera  motivado. Estoy en hojalata y metal, obviamente. Un breve desvío por el mundo del acordeón fue suficiente para unas fotos bajo el árbol de Navidad, no llegué más allá durante 50 años.  Al menos, gracias a mi hermana Doris, un piano se abrió paso en nuestro apartamento, que sirvió principalmente como un pedestal monumental para la jaula y el periquito, que me apoyaron ruidosamente en mis habilidades de improvisación. Éramos la banda perfecta. Si jugaba, silbaba, si me detenía, tampoco silbaba. El juego en solitario era imposible. Sin embargo, llegué a formar una banda de blues y dixie al piano, hasta que un amigo me instaló una sousafina poco antes de cumplir la mayoría de edad, de la que no he podido deshacerme hasta el día de hoy.